¿Cómo empezó todo esto?
Avri Levitan
Estimados amigos,
Voy a empezar pidiéndoos perdón. Nunca antes había escrito ninguna entrada de blog y en realidad, tan solo ayer aprendí qué es un blog (discúlpenme mi ignorancia). No sé cómo de largo o de corto debería ser un texto en nuestro rápido mundo de internet, así que simplemente escribiré lo que tenga en la cabeza y corazón, y os pediré comprensión.
Escribir sobre Musethica es complicado, dado que Musethica es una idea de hacer, no de contar. La magia y la fuerza de esta simple y modesta idea vienen de la actividad de Musethica. La fuerza que trajo a mi vida una extrema y única alegría, y que abrió puertas a descubrir un conocimiento ilimitado sobre la música y su conexión con el humanismo en su estado puro.
Todo empezó hace algunos años cuando clase tras clase estaba delante de mis maravillosos estudiantes, intentando ayudarles a desarrollar su intuición e inspiración musical –un proceso muy frustrante. Tratar con el fenómeno de “inspiración” e intentar enseñarlo ¡es una misión imposible!
No sabemos qué es y de dónde viene, así que definitivamente no podemos llegar a ello con nuestra manera consciente de pensar.
Para enfatizar, tuve muy buenos estudiantes (al menos algunos de ellos), que ya tocaban a nivel muy alto, daban conciertos y ganaban concursos. Empezaba a preguntarme sobre nuestro programa de educación de performance y sus limitaciones en la ayuda a jóvenes músicos a convertirse en mejores intérpretes.
Tocar una frase musical es una combinación de imaginación musical “servida” por, como lo llamamos, el movimiento motórico ejecutado mientras tocamos. Esto significa que primero hay que imaginarse la nota o la frase, antes de tocarla. Los dedos y manos responden a la imaginación musical. Es un poco parecido a cuando cogemos un vaso de agua o cuando subimos o bajamos escaleras.
Perdónenme (otra vez pidiendo perdón, probablemente sea por mi educación judío -polaca) por estar lejos de ser un experto en el campo del cerebro. Hablo desde mi completa ignorancia, en cuanto al lenguaje profesional sobre la actividad cerebral o cualquier otra neuro-actividad , sobre cuales (por desgracia) sé muy poco.
Básicamente, la interpretación musical es sobre traducir el texto musical en sonido que otra persona recibe en el mismo momento. Este suena simple, pero en realidad es lo que hace de la interpretación una cosa tan complicada. Nuestras decisiones músico-técnicas tienen que ajustarse a esta simple idea. (Música y técnica no son cosas separadas – las dos forman el resultado musical). En otras palabras, haces música cuando ésta llega a oídos de otra persona. Música es un lenguaje, una manera de comunicarse y para esto necesita un oyente. Por esto la mayoría de nosotros – músicos cree que los jóvenes artistas deben tocar ante un público.
Pero, ¿cómo mejoramos o desarrollamos esta valiosa cualidad llamada musicalidad dentro de nuestro sistema de educación? ¿Dónde están las importantes clases de “cómo interpretar la música en la manera intuitiva”? ¿Puede algo así tan siquiera existir?
Volviendo a la idea de tocar ante un público. Las academias de música normalmente ofrecen a sus estudiantes pocas oportunidades durante el año (algunas academias o profesores insisten en tan sólo una actuación al mes o hasta sólo dos veces al año) para tocar, los así llamados, “conciertos de clase”. Durante esos conciertos los jóvenes músicos tocan ante sus colegas de clase y profesores (o sólo profesores).
Este evento (normalmente) no es placentero para el joven músico. Los estudiantes normalmente están asustados y tocan de forma rígida, desde su parte motórica y no desde la imaginación musical. Los pensamientos de ser “mejor” o estar preocupado de lo que diga la gente o como serán juzgados, produce milagros en nuestro cerebro “encendiendo” inmediatamente la manera “consciente” de pensar, lo que ralentiza la ejecución de los complicados comandos que nuestro cerebro necesita para tocar música.
Empecé a llevar a mis estudiantes a tocar fuera de la academia para darles oportunidad de “practicar” su manera intuitiva de tocar. Íbamos a casas de gente mayor, a centros vecinos, y simplemente, empecé a invitar gente que cruzaba por la calle para que entre a escuchar. Todo para el beneficio de los jóvenes músicos, obviamente.
Inmediatamente vi que la manera intuitiva de tocar ocurre con más frecuencia cuando no hay ningún otro interés detrás de tocar aparte de tocar por tocar (intereses como querer ganar una competición, impresionar a un profesor, etc.). Algo se abrió en la manera de tocar de los jóvenes músicos y tocaban de manera más libre y más musical.
Empezamos a dar este tipo de conciertos más a menudo y la idea empezó a nacer en mi mente.
Pensé qué magnífico sería, para el programa de performance, tener conciertos regulares fuera de la academia musical. Conciertos para la gente que, de forma normal, no atiende a salas de conciertos como parte de educación para los excelentes jóvenes músicos. Los estudiantes prepararían detenidamente, junto con los profesores, el repertorio. Sería un prestigioso programa musical pero tocado para todos, no sólo para el director de Lufthansa o para la Reina de España. Tocar con regularidad significa una vez a la semana o una vez al mes, pero se refiere a dar conciertos del nivel más alto de los jóvenes músicos, no los “conciertos-pruebas”.
Al mismo tiempo pensé cómo de imposible sería un programa como este. Y ¿quién podría organizar un número tan grande de conciertos?, y sobre todo, ¿quién hoy en día quiere escuchar a Bach, Mozart, Schubert o Stravinsky?
Nosotros – los músicos de todo el mundo estamos “luchando” por ganar nuevos públicos y también por mantener los que ya acuden a los conciertos.
Pero esta idea no me dejaba en paz.
Unos años después, con la idea todavía en mi cabeza, me encontré con la prof. Carmen Marcuello de la Universidad de Zaragoza. Estuvimos sentados en una cafetería agradable en Zaragoza cuando decidí contarle mi idea. Carmen me dijo lo unida que estaba con la parte social de la ciudad tanto en su vida profesional como, y sobre, todo emocional, así que me permití presentarle esta extraña idea.
Le expliqué la necesidad que tienen los estudiantes de actuar y que tenemos muchos programas y músicos que necesitan tocar, obviamente, sin la recompensación económica, dado que sería parte de su educación.
Carmen con su simplicidad, modestia y su particular encanto dijo “Vamos! Let’s do it! It’s easy for me.”
Carmen organizó conciertos en varios sitios como escuela de educación especial, prisión, social enterprise factory, etc. Todos los públicos prestaron una impresionante atención y escuchaban muy detenidamente, no menos que un público tradicional. Presentamos el repertorio preparado para salas convencionales y no hicimos ningún tipo de “ajuste” para ningún público.
Todos estaban tan agradecidos y felices. Experimentar la música en su estado puro, la música en vivo, al alto nivel de la interpretación, en sitios les cercanos. Escuchaban como si estuvieran bebiendo cada nota y cada frase. Esto es sueño de cualquier músico.
En pocos meses muchos músicos querían unirse, y entre los jóvenes músicos empezó a crearse una impresión de descubrimiento de un nuevo mundo de tocar música.
Invité una noche a todos los jóvenes músicos que participaron en el proyecto a mi apartamento y les dije “Necesito vuestra sincera opinión. Yo estoy muy excitado sobre este proyecto, pero me encuentro en una situación distinta de la vuestra, yo ya di mis conciertos profesionales y ahora soy un profesor catedrático, y quiero saber lo que pensáis vosotros sobre estos conciertos. Igual sólo lo hacéis porque yo os lo pido o demando, así que por favor compartid conmigo vuestra opinión.”
Su reacción era increíble y emocionante. Uno dijo “Ahora entiendo por qué estudio para ser un músico”, los otros reaccionaron de una manera similar y especial.
Fue un momento de entendimiento. Tenemos una situación de una tremenda necesidad de los jóvenes músicos de actuar y al mismo tiempo tenemos tantos tipos de público que esperan y son tan agradecidos por el regalo de un excelente concierto en vivo que se acerca a ellos. Entonces, ¿dónde está el problema?
Desde ese momento todo fue muy rápido. Muchos músicos de renombre de todo el mundo empezaron a unirse a esta idea. Creamos el modelo de educación Musethica. Recibimos ofertas de muchas academias musicales de colaboración, de participar en festivales o de hacer talleres. El nivel de los jóvenes músicos de Musethica crece constantemente, ya que hay más interesados que plazas, y esto le convierte a Musethica a un programa prestigioso, cualidad necesaria para dar sólo excelentes conciertos para estos maravillosos públicos (públicos que son mucho menos tolerantes que los públicos tradicionales, aunque mucha gente podría pensar equívocamente que es al revés).
El repertorio es el mismo que en las respetadas salas de conciertos y los conciertos de Musethica no son conciertos explicados o pedagógicos. Solos, duos, tríos y hasta octetos, representado desde Bach por Ligety. Todo es posible y aceptable si se presenta al alto nivel.
Es importante enfatizar, que esto NO es programa de conciertos sociales, esto NO es una organización benéfica. Es un cambio fundamental en el concepto de la educación musical para la interpretación y actuación. Es una idea completamente mutua. Los músicos aprenden de los maravillosos públicos y los públicos escuchan una música maravillosa.
Próximamente, Musethica se convertirá en asociación sin ánimo de lucro en España, Alemania, Israel y Polonia, con colaboraciones en China y muchos otros países que se agregarán mes tras mes. Muchos maravillosos artsitas de renombre y jóvenes músicos. Todos comparten esta idea y la apoyan.
Todos hacemos un gran cambio en educación musical. Mi pequeño proyecto (que antes llamaba “aurora”) ya no es mío. Es nuestro mutuo proyecto, de todas las muchas personas que participan en él, los músicos, los públicos, y mucha gente maravillosa que nos ayuda y nos apoya.
No puedo ni empezar escribir nuestras experiencias de tocar en todos estos sitios especiales y estas increíbles lecciones que aprendemos todos los días sobre nosotros mismos y sobre la música. Le dejaré esta descripción de experiencias sociales a mi estimada amiga y directora social de Musethica – a Carmen.
Ideas sin gente que puede hacerlas suceder son como las notas que nunca han sido tocadas.
Por esto quiero darle las gracias en nombre de todos nosotros a nuestra Co-Fundadora, Directora Social de Musethica y la mujer que de mis pocas palabras hizo un cambio a nivel mundial: Carmen Marcuello.
Musethica tiene dos caras: la musical y la social. Una no puede existir sin la otra, y esto es una manera de definir “tocar música”.
Cuando digo que la música es un medio de comunicación pienso que la música es un lenguaje, pero un lenguaje que uno habla consigo mismo (el oyente). Como escribió un gran escritor israelí Yehoshua Kenaz: “La música es el lenguaje en cual el alma habla consigo mismo”.
Acabamos de celebrar nuestro tricentésimo concierto. Dos años y medio. 5 países. Programa de educación, colaboración con diferentes academias musicales, festivales y mucho más.
Y sólo estamos en el comienzo. Tenemos un largo camino por recorrer para hacer de esto parte de la educación musical de los excelentes jóvenes aristas con este increíble impacto social, tan necesario en nuestra sociedad.
Necesitamos y esperamos vuestra ayuda y apoyo para ayudar a Musethica a crecer y florecer, y te invitamos a compartir este maravilloso regalo con todos nosotros.
Gracias por tu tiempo leyendo mis confusos textos nocturnos.
Prometo escribir muy corto la próxima vez.
Mejores deseos para todos vosotros,
Atentamente,
Avri Levitan